exigencia social. Estas demandas pueden provenir de un amigo, un familiar, un superior o un desconocido, y
adoptar la forma de ruego, mandato o favor. Aunque la respuesta natural a este tipo de requerimientos debería
estar guiada por lo que uno considera más adecuado, en muchas ocasiones las personas suelen estar tan
“presionadas” o “influenciadas” por los demás que terminan actuando en contra de sus propios principios,
creencias o conveniencias.